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Había vida en el FIB 2015 más allá de Blur

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Si bien la chavalada había tenido un buen puñado de concesiones en las dos jornadas anteriores (Jamie T, Crystal Fighters, The Prodigy…) los dos últimos días del FIB 2015 estaban reservados a los nombres más serios del cartel. Sin lugar a dudas el nombre más esperado de esta edición del Benicàssim era el de Blur en el que es, por ahora, el único concierto de presentación de The Magic Whip (2015) en España; y la enorme afluencia de público (con magnífico atasco para acceder al recinto incluido) fue el mejor termómetro de dicha expectación. Tienes una gran galería de fotos de la jornada aquí.

Damon Albarn de Blur

Damon Albarn de Blur

Hinds @ FIB 2015Muy a mi pesar llegué algo tarde al recinto y tuve que perderme las actuaciones de La Maravillosa Orquesta del Alcohol y Reverend and the Makers. Pero sí llegué a tiempo para ver a Hinds en el escenario Radio 3, flamantes después de un nuevo paseo triunfal por el Reino Unido que culminó en uno de los escenarios de Glastonbury. Y con una gran cantidad de público, tanto nacional como internacional, esperando para verlas. Para mi era la primera vez que las veía desde que hace un año justo las conocí en un pequeño evento asociado al Low Festival. El salto que han dado desde entonces parece de gigante, aunque su actitud y repertorio parecen esencialmente los mismos. Me causaron cierta indiferencia entonces y me la siguen causando ahora: reconozco que son divertidas y se nota a la legua que disfrutan con lo que hacen cuando se suben al escenario, ambas cualidades buenísimas; pero no alcanzo a comprender la repercusión que están teniendo. Más aún cuando pasados 10 minutos de concierto te das cuenta de que todo suena esencialmente igual y de que las chicas tienen tanta simpatía como horchata en las venas. El carisma y la promoción cuentan, pero cuando la inventiva musical se agota tan rápidamente, sirven de poco. A la media hora del arranque de su actuación las desbandada general hacia el escenario principal fue patente.

Ricky Wilson enredándose con el cable del micrófono

Ricky Wilson enredándose con el cable del micrófono

Porque poco antes de las diez de la noche en el escenario Las Palmas se ponía en marcha el que fue uno de los conciertos más espectaculares y divertidos de esta edición del Benicàssim: el de Kaiser Chiefs, con su frontman y vocalista Ricky Wilson completamente desmelenado, dando durante 60 minutos la mejor versión de si mismo al público del FIB. Se quedan cortos los adjetivos para describir el set que los de Leeds ofrecieron en el FIB: un setlist en el que nunca parecían agotarse los pelotazos y en el que encima cayó una versión de un tema de The Who, Pinball Wizard, interpretada con una garra impresionante. Los himnos no pararon de sucederse: hits como Angry Mob, Everyday I Love You Less and Less, Ruby o Coming Home parecían parecían no agotarse nunca, Ricky Wilson no paraba de acercarse a la cámara o al público, de dar saltos ni de desgañitarse; y la respuesta de la audiencia era absolutamente enloquecida. De lo que no cupo ninguna duda es de que Kaiser Chiefs podrían no volver a molestarse en publicar un disco y aún así encenderían a las masas con un par de acordes y cuatro saltos de su cantante. A mi personalmente me parece que era imposible que lo hicieran mejor, más grande y más redondo, y disfruté como una enana coreando algunos de los mejores estribillos de la última década. No vi a mucha gente antes del festival emocionarse por la presencia de Kaiser Chiefs en el cartel pero, después del concierto, todo el mundo parecía eufórico con ellos.

Ricky Wilson cantando desde la barrera, junto al público

Ricky Wilson cantando desde la barrera, junto al público

Frank Turner

Frank Turner

La buena racha continuó en el escenario Radio 3 donde el cantautor folk británico Frank Turner y su banda, The Sleeping Souls, también dieron un conciertazo de dimensiones considerables. Fue muchísima la energía que pusieron sobre el escenario, y la respuesta del público fue igual de intensa. Fiesta de folk eléctrico con la bellísima voz de Turner reinando sobre las guitarras y un público muy juvenil que a la primera de cambio estaba cantando a gritos ese “There is no God, no heaven and no hell” que es el estribillo de su Glory Hallelujah. A pesar de quejarse constantemente del calor (hacía mucho, pero al inicio de la tarde había caído una pequeña tormenta que había refrescado un poquito las cosas), completaron un set de una hora con inmensa contundencia, sin necesidad de acelerones o payasadas, sencillamente exponiendo un folk épico y emocional potentísimo. De hecho, fue un erro abandonar su actuación antes de que acabara para volver al escenario principal.

Si Lebonloup hubiera venido al Benicàssim este año, tendríamos una versión de los hechos bien distinta en este párrafo. Pero no vino y la versión que hay es la mia, así que lo siento por todos los admiradores de Los Planetas. Pasadas las once de la noche el escenario Las Palmas mostraba una cara rara, con muy poquita gente y las primeras filas copadas por personas que, a todas luces, estaban esperando para poder ver a Blur de cerca y que no sabían bien qué cara poner para lidiar con el artista que se les había colado entre la banda de Damon Albarn y Kaiser Chiefs. Y es que en el momento álgido del uno de los mejores carteles de la historia del Benicàssim, vamos y nos encontramos a Los Planetas en el escenario principal, en el enésimo intento de nuestros festivales y mentes pensantes de convencer a los británicos de que esa banda granadina que tanto gusta en nuestro país es algo digno de verse y de escucharse. Entre el público casi ningún inglés que no estuviera cogiendo sitio para ver a Blur y españoles, tampoco tantos como podría esperarse (muchos menos, por ejemplo, de los que hubo al día siguiente viendo a Vetusta Morla en el mismo escenario). Y es que lo siento muchísimo, porque lo he intentado de todas las formas posibles, pero Los Planetas no son para mi. He intentado escuchar sus discos en todos los estados de ánimo posibles, amigos muy fans me han hecho las típicas listas de “canciones que sí que seguro que te van a gustar” y nada. Grandes letras, eso sí, no lo puedo negar, pero ¿de qué sirven si la mayoría de las veces no se entiende nada? Son un tipo de banda que solamente despierta dos reacciones posibles: el éxtasis absoluto, predicando y describiendo de genialidad lo de subir al ex-jugador del Valencia Mendieta al escenario; o el bostezo más amplio y acusado que uno pueda sufrir.

Jota Planetas

Jota Planetas

The Death Of Pop

The Death Of Pop

Lo que a muchos les pareció genialidad y un setlist elegido con inteligencia y esmero a mi me pareció puro tedio, una panda de personas absolutamente estáticas y ausentes sobre el escenario balbuceando alguna letra que ni entiendo ni se acaba de escuchar bien. A mi me aburren, no lo puedo evitar, y tras un rato de ver que aquello no iba a ninguna parte, me fui a por algo de cena y acabé pasándome por el autobús de Red Bull para descubrir que sobre él había un divertidísimo quinteto londinense llamado The Death Of Pop que utilizaba el potentísimo equipo de sonido de dicho autobús para hacer de su shoegaze algo más sólido que ensoñador, con muchísima pegada y un buen puñado de espectadores bailongos disfrutando de su indie sencillo y fácil de escuchar. A mi me solucionaron el rato.

Damon Albarn from Blur @ FIB 2015

Graham Coxon de Blur

Graham Coxon de Blur

Por fin a la una de la madrugada Blur saltaban al escenario principal para ofrecer un set de hora y media. Todo el festival concentrado en la explanada frente al escenario Las Palmas y un Damon Albarn en estado de gracia que, no obstante, tuvo el feo gesto de regar con algunas botellas de agua a los fotógrafos que estábamos trabajando en el foso al arranque de la actuación. Una actitud tan inexplicable como fea por la que no hizo ni amago de disculparse. Pero eso es pecata minuta porque según sonaba el Go Out que ha sido la tarjeta de presentación de The Magic Whip, la gente se volvió sencillamente loca. No tardó Damon Albarn en acercarse a las primeras filas, actitud que repitió un par de veces y que fue uno de tantos gestos de acercamiento al público (llegó a subir a una fan a cantar Parklife sobre el escenario con él). Un setlist de 18 temas en el que tras centrarse un poco (tal vez demasiado para lo aburridillo que es) en su primer disco, pronto se rindieron a lo que el público quería: Cofee and TV sonaba en cuarto lugar y el karaoke festivalero se ponía en marcha.

Alex James, bajista de Blur

Alex James, bajista de Blur

Beetlebum y Tender funcionaron bien, pero hay que reconocer que el concierto de Blur no cogió velocidad de crucero hasta la última media hora, desde Song 2 que, como no podía ser de otro modo, hizo estallar al público, reubicándonos a todos en posiciones bien diferentes a las que teníamos cuando empezó la actuación y al final This Is A Low, Girls & Boys y The Universal sonaron excelsas. Si bien en un principio parecía que se iba a centrar excesiva atención sobre el último disco de Blur, la actuación acabó siendo un buen repaso de grandes éxitos bien adaptado a casi cualquier tipo de público. Más allá de Song 2 hubo poco lugar para que el público enloqueciera, pero también es cierto que eso es consecuencia directa de la discografía de Blur: una banda más centrada en las atmósferas y las progresiones complejas que en los crescendos épicos y los estribillos de estadio (de hecho Song 2 es precisamente una parodia de todo eso). Dieron todo lo que se podía esperar de ellos y para alguien que, como yo, nunca los había visto en directo, cubrieron el expediente con muy buena nota. Para mi no fueron el mejor concierto del festival (sin ir más lejos, lo pasé mejor con Kaiser Chiefs), pero me gustaron más de lo que esperaba (a pesar de los goterones de agua que Albarn dejó en mi objetivo).

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