El pasado jueves el Teatro Lara acogió la presentación en sociedad de Vigorexia emocional (Marxophone, 2015), el último trabajo del asturiano Pablo und Destruktion. La cita, como viene siendo habitual en los teatros de la capital, empezó tarde y acabó tarde, para desgracia de los que teníamos que madrugar el día siguiente. El patio de butacas estaba completo desde hacía varios días y el propio Pablo bromeó en un momento sobre cómo ha pasado de meter a 10 personas en un concierto a llenar un teatro en apenas año y medio. Y es que a veces la vida es hermosa y hay que aprovecharla mientras dure.
El concierto comenzó con ‘Los días nos tragarán’, el primer corte del disco, seguida de ‘El aire puro’ (que casualmente también es la primera canción de Sangrín) y ‘Mis animales’. Pablo se detuvo entonces para hablar del desalojo del Patio Maravillas que ocurría esa misma mañana y de cómo previsiblemente muchos de los que lo habían ocupado en estos cinco años iban a ocupar ahora un cargo político.
En el casi absoluto silencio del teatro Pablo y su banda del trueno siguieron tocando y tocando a un público que escuchaba sin pestañear canciones como ‘Pierde los dientes España’, ‘La extranjera’, ‘Leona’, ‘La paz de los justos’, ‘Ganas de arder’, entre muchas otras. Además en esta presentación en sociedad no pudieron faltar los grandes himnos del grupo novel (como él mismo dijo) como son ‘Limonov, desde Asturias al infierno’ y ‘Por cada rayo que cae’. También hubo ocasión para cantar una tonada de esas que tanto le gustan a Pablo y que enmudece al personal en cada concierto, aunque en esta ocasión dedicándosela a la tribu del tueno. Y es que buena parte del éxito de la noche se lo debemos a los componentes de la banda que, callados, dejan todo el protagonismo a Pablo y su potente voz.
Para los bises ya habían tocado más de quince canciones y desde bambalinas avisaban que iban fuera de tiempo, lo que hizo que se quedara fuera del setlist ‘Dulce amor’, quizá una de las canciones más sinceras de Vigorexia emocional. Pero entonces el grupo volvió para tocar una potente versión de ‘Busero español’ y acabaron el concierto con la aparición sorpresa (o no tanto) de Nacho Vegas, con quien compartió (como ya hiciera en el concierto de Nacho Vegas en la Joy Eslava) la versión de ‘El pozo María Luisa’ y ‘Santa Bárbara Bendita’, junto a un coro de buenos amigos que subieron al escenario.
El patio de butacas del Teatro Lara se puso en pie al finalizar el concierto a pesar de que más de uno podría haberse quedado dormido en la butaca ya que el reloj marcaba más de las 00:40. Después de ver este concierto me queda claro que esto solo es el inicio de una larga y exitosa gira para que Vigorexia emocional se convierta en uno de los discos del año y para que Pablo und Destruktion no vuelva a dar conciertos en los que pueda contar a los asistentes con los dedos de sus manos.
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